Una de las actividades finales al decorar un espacio es la colocación de cuadros. Las paredes son enormes lienzos que para una mente creativa e inspirada, pueden transformarse en una invitación a la decoración creativa.
Para la mitología griega la inspiración estaba a cargo de las musas y cada musa representaba una rama del arte. Pero la inspiración llega a cada persona desde la activación de ciertas aptitudes creativas, a veces dormidas, desde un estado de profunda relajación o a través de la motivación de un recuerdo, una estimulación visual, un aroma o la creación de visualizaciones. Las formas de hallar la inspiración son variadas según las características y recorridos de cada persona, a la hora de elegir los cuadros para la pared se ha realizado el recorrido previo de elegir este elemento decorativo para ese espacio, aunque es importante permanecer abiertos y flexibles a otras posibles creaciones.
Elección o creación
Al encontrar a la manera y estilo propio la inspiración para decorar con cuadros es importante plasmarla aunque sea en un dibujo, boceto o borrador, ya que los momentos de creatividad inspirada no siempre llegan cuando podemos accionar sobre la realidad.
Si se trata de elegir cuadros, es importante saber previamente aquello que nuestra inspiración decorativa desea, recorrer y buscar aquellos que coincidan o potencien los deseos previos y siempre permitir la prueba y error, para que la decisión final produzca el efecto deseado.
Si nuestro deseo decorativo radica en la creación de cuadros propios, enfrentarse a los materiales, diseñar los motivos, conectar con los espacios va a llevar a la creación. La apertura mental debe estar puesta en la posibilidad de que el resultado final no sea el esperado o no se luzca en el espacio pensado. En tal caso, recorrer con el objeto creado aquellos posibles espacios hasta que encuentre el suyo, siempre en ejercicio de la creatividad y la armonía interior y exterior.
