La historia del diseño de interiores, es tan antigua como la existencia del ser humano mismo. Desde que el hombre es hombre, se ha dedicado a remodelar su vivienda en pos de su comodidad y seguridad.
Dicha historia como tal, podría considerar su origen a partir de la segunda mitad del siglo XIX, cuando con los muebles de madera curvada, se pudo comenzar a realizar una producción en serie.
Ya adentrados en el siglo XX, diseñadores como Gerrit Rietveld comenzaron a fabricar muebles refinados, mientras que otros como Marcel Breuer se dedicaron a perfeccionar la silla, elaborándola con acero tubular.
Pasada la Segunda Guerra Mundial, comenzó el protagonismo de los norteamericanos en la industria del diseño de interiores. Diseñadores como Charles Eames, Eero Saarinen o Harry Bertoia, aportaron lo suyo aplicando sus ideas en muebles para las casas americanas así como para la vida cotidiana. Ya no era exclusivo, sino cada vez más masivo.
Mientras tanto, en Europa, también se comenzaba a aplicarse el mismo concepto de lo cotidiano y lo accesible al público general. Hasta que en Italia, aparecen muebles y artefactos decorativos creados en un nuevo material: el plástico, que tuvo su mayor apogeo durante la década del sesenta.
La gran fantasía creativa de esta década, se unió con el Pop Art, despertando la inspiración de diseñadores, que se dedicaron a jugar con las formas y los colores.
En la década siguiente, el diseño pasa a oponerse al modernismo, enfatizando en lo divertido y lúdico de las formas, más que en la funcionalidad de los muebles. Contrario a esto, en los ochenta comienza la búsqueda de la simultaneidad que lleva a una gran diversidad de estilos, completamente desconocidos hasta entonces.
Mientras que en la década del noventa, la mencionada búsqueda estaba orientada más a formas y materiales simples, pero aún así, innovadores, manteniendo la fantasía como un criterio imponente en la concepción de la forma.
Por último, en el siglo XXI, hoy por hoy la tendencia del diseño está marcada por la crisis económica, por lo que se apuesta a muebles funcionales y económicos. El equilibrio y una decoración sencilla, nos lleva a un estilo minimalista, que consiste en contar con el menor número de muebles posibles.
